Vamos a discernir de una forma rápida y fácil las ideas claves que están detrás del embrollo de los argumentos de diseño.
Algunas personas deducen la inteligencia del orden natural. Ven regularidades y deducen una inteligencia ordenadora. Hay quien va más allá y la infiere de las constantes matemáticas que se repiten (ej.: la proporción áurea).
Se nos plantea una pregunta: ¿realmente se puede deducir una inteligencia del orden natural y/o de sus fórmulas matemáticas subyacentes?
Difícilmente ¿Por qué? Porque también es muy fácil encontrar analogías en las que hay orden sin que haya inteligencia que las genere. Las olas del mar tienen una regularidad, las formas que se generan en la orilla de la playa también, las ondulaciones de la arena del desierto, la forma de un torbellino, la de un meandro, la lluvia al caer...y no se nos ocurre pensar -eso espero- que haya alguna "inteligencia" que las dirige. El que esa regularidad se pueda reducir a una fórmula matemática no nos aporta nada adicional porque ¿cómo iba a ser de otra manera si eso ya se presupone por la misma regularidad?
Entonces ¿es totalmente inútil este tipo de argumento de diseño?
No lo creo. Simplemente permite aventurar una posibilidad. Las analogías no inteligentes reducen esa posibilidad, pero no la anulan totalmente. Simplemente el argumento no es una demostración ni una prueba, sino que sugiere de una posibilidad acerca de la que se podría profundizar.
¿Es posible que el orden oculte inteligencia en algún nivel? Quizás...¿Cómo demostrar que eso no puede ser? Lo veo muy difícil.
Sin embargo, centrémonos en algo más específico y desafiante: los seres vivos. Lo vivo presenta un orden y regularidades, pero además una extraordinaria complejidad tanto interna como externa, en cuanto a interacción con su medio. En este caso se plantea otra vez la cuestión: ¿los seres vivos son diseños? ¿Se puede inferir inteligencia como causa de su configuración?....
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